El diafragma es un músculo plano que está situado entre la cavidad torácica y el abdomen. Tiene forma de cúpula o paraguas y en su movimiento se aplana y se ahueca, contribuyendo al movimiento de las costillas y vértebras y también de los órganos con los que está relacionado.
Es un músculo muy importante ya que es responsable de muchas funciones, aunque la más conocida sea la función respiratoria. Desde que nacemos y hasta que morimos el diafragma no deja de contraerse y relajarse con cada respiración. Se estima que el diafragma se contrae al día unas 24.000 veces. Cuando inspiramos, el diafragma se contrae y se aplana, dejando más hueco en el tórax para que los pulmones cojan aire. En la espiración el diafragma se relaja y vuelve a subir ahuecando la cúpula, mientras que los pulmones se van vaciando de aire. Su movimiento es un constante bombeo a través del cual surge su otra función importante: la circulatoria. El diafragma favorece la circulación de retorno de la sangre y la linfa.
Está relacionado también con los órganos digestivos, ayudando en los movimientos peristálticos. Ayuda a la micción y deposición y en el acto del vómito.
Diafragma significa en latín dejar pasar, y es que a través de este extraordinario músculo pasan la arteria aorta y la vena cava.
También deja pasar al esófago, al nervio vago y al conducto torácico.
Tiene tres zonas de inserción importantes, una a nivel anterior en la parte más baja e interna del esternón. Otra en las costillas de la 7º a la 12º. Y por detrás a través e unas estructuras llamadas Pilares del diafragma, a las tres primeras vértebras lumbares.
Sólo con estos grandes anclajes ya es lógico pensar la gran relación del diafragma con cualquier alteración en el funcionamiento de las estructuras que sujeta, pero además posee un CENTRO FRÉNICO que es la unión central de las dos cúpulas del diafragma. Este centro frénico es un gran tejido aponeurótico en forma de trébol que queda suspendido de la zona cervical y del cráneo. Así, el diafragma queda totalmente conectado mediante ligamentos a la mandíbula, vértebras cervicales, corazón y pulmones. Y de aquí surge la otra gran función, que como fisioterapeuta me parece fundamental y que es la función postural. El diafragma, a través de sus ligamentos y fascias, es capaz, si está retraído y funciona de forma incorrecta, de modificar la estructura vertebral, aumentando la curva dorsal baja, creando tensiones y alteraciones que cursarán con dolor.
Un mal funcionamiento del diafragma afectará, por lo tanto, a la función estática del mantenimiento de la postura y de la forma de la columna. También dificultará la función digestiva y circulatoria, disminuyendo la movilidad en vísceras y órganos adyacentes.
En general, un diafragma que no está libre creará tensiones y retracciones de músculos y ligamentos que ocasionarán alteraciones posturales concretas y dolores de espalda y cuello.
Fundamental en cualquier tratamiento de fisioterapia, el trabajo previo de este músculo tan importante que, por último, me gustaría añadir que tiene una íntima relación con la parte emocional de la persona. Es capaz de retener, bloquear, contener y no dejar fluir las emociones, acumulando grandes tensiones.
¿Quieres aprender unos ejercicios sencillos para liberar tú mismo tu diafragma? Sígueme en el siguiente post.
Me parece muy interesante y me encanta la forma de explicarlo
Me alegro, esa era la idea! Gracias.