La comúnmente llamada epicondilitis o también codo del tenista es una lesión que afecta a la musculatura extensora del codo, de la muñeca y de los dedos de la mano. El término epicondilitis está en desuso, ya que se ha comprobado que en esta patología lo que existe es un proceso degenerativo del tendón, y una sobrecarga de la musculatura extensora, pero sin inflamación necesariamente. Por eso se llamaría más correctamente tendinosis epicondílea o tendinopatía epicondílea.
La tendinopatía epicondílea cursa con dolor al solicitar la musculatura implicada pudiendo llegar también a doler en reposo. También puede existir dificultad para el movimiento o incluso disminución de la fuerza. El dolor se localiza principalmente en el epicóndilo lateral del humero. Es un huesecito pequeño y picudo que esta en la parte externa del codo. Los pacientes con esta patología suelen tener muy sensible esta zona a la palpación y a la presión. Muchas veces el dolor se irradia por el antebrazo hasta la mitad pudiendo llegar incluso hasta la mano. Suele haber dolor por sobrecarga o contractura en la musculatura del antebrazo.
Los movimientos que acentúan el dolor son los de extensión de muñeca y dedos y flexión del brazo con el codo en extensión. Todos los movimientos que impliquen también pronosupinación serán molestos, como puede ser girar la llave en una cerradura, abrir un tarro, usar un destornillador, coger una botella de agua y tratar de llenar un vaso… Es una lesión común en los deportes de raqueta o pala, por exigir movimientos de extensión de codo y muñeca.
El mecanismo lesional suele ser el mismo que reproduce el dolor una vez lesionado. Hacer esfuerzos para abrir un bote, destornillador, el revés del tenis. Y microtraumatismos de repetición, es decir pequeños gestos repetidos dónde se solicita a la musculatura epicondílea ( uso repetido del ratón del ordenador, trabajos en cadena de montaje donde se repiten cientos de gestos de extension de muñeca..).
Como siempre, lo ideal, lo más adecuado y eficaz sería realizar una correcta PREVENCIÓN. Calentar antes de realizar la actividad física, una correcta ejecución del gesto técnico y una adecuada pauta de estiramientos, harán que las lesiones sean menos probables.
Cuando el dolor, la falta de fuerza, y la disminución de la capacidad de mover correctamente la mano y el codo ya existen, inevitablemente necesitaremos acudir a la consulta de un fisioterapeuta para hacer un adecuado TRATAMIENTO. Se buscará el origen de la lesión y la causa. Se realizará el tratamiento más adecuado, utilizando diferentes técnicas como terapia manual, movilizaciones, los deslizamientos del nervio, masajes, punción seca, vendaje neuromuscular y estiramientos. Así como una pauta de ejercicios para realizar en casa, fundamental para la correcta recuperación y prevención de futuras recaídas.
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