Gemelas, opuestas, complementarias, iguales pero no idénticas, ágiles, fuertes, finas, capaces, amigas, eficaces, sensibles, generosas, cálidas, reconfortantes… ¡Las manos son la mejor parte del cuerpo!
Con ellas un ciego puede leer, un sordo puede escuchar y un mudo puede comunicarse. Las manos hablan, cuidan, moldean, protegen, calientan, sostienen, invitan, acompañan, explican, moderan, señalan, calman…
Con tan sólo un par de manos, los fisioterapeutas tenemos el gran poder de calmar dolores, aliviar tensiones, mejorar movilidades, elastificar músculos, liberar las fascias, ganar fuerza, reestablecer el rítmo craneosacro, dar seguridad, tranquilizar, calmar, sosegar, transmitir confianza, modelar el cuerpo, mejorar la postura, corregir deformidades…
Las manos son la parte más importante del cuerpo para un fisioterapeuta, y la gran necesidad de tocar y ser tocados, lo que marca la diferencia. Para mi la fisioterapia es sinónimo de manos, de artesanía, de trabajo manual, de cercanía con el paciente. La terapia manual es la técnica por excelencia de los fisioterapeutas y las manos nuestra más preciada herramienta.
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