Hace años me topé con un libro de lectura sencilla y amena que tengo en mi consulta y que recomiendo a algunos pacientes. Se titula «el dolor de espalda y las emociones» y es de un fisioterapeuta y osteópata Catalán que se llama David Ponce. En el libro se explican las diferentes relaciones que hay entre diversas patologías o sintomatologías y el estado de ánimo. Emociones como el enfado, la rabia, la frustración, las preocupaciones, la culpa, el rencor, la baja autoestima, la autoexigencia, el exceso de estrés y responsabilidades…hacen mella no solo a nivel psicológico sino también se ven representados tarde o temprano en el cuerpo físico. Todos conocemos expresiones como «se me hizo un nudo en la garganta» o » se me encogió el estómago» » me dio una punzada en el pecho»…etc. Realmente hay ocasiones en las que los pacientes refieren ese nudo en la garganta, como si hubiera algo obstruyendo las vías respiratorias, algo que les ahoga y les oprime tras un trauma psicológico o una mala noticia. Muchas veces eso se llama ansiedad y es un estado mental de exceso de activación mantenida que repercute en el cuerpo. Desde la terapia manual podemos ayudar a revertir estos problemas con tratamiento fascial liberando toda la musculatura que se tensa desde el diafragma hasta los músculos inspiratorios y las fascias profundas del cuello y tórax como pericardio y pleuras… Podemos ayudar al cuerpo a darle la vuelta a una situacion de estrés, recomendando hábitos de vida sanos, ejercicio diario al aire libre, una buena hidratación y correcta alimentación. Pero lo cierto es que son una o varias emociones las que crean este bucle, lo primordial será tratar la causa.
Cefaleas tensionales son habituales somatizaciones por causas emocionales. En especial esas cefaleas de fin de semana o periodos vacacionales. Podemos ayudar de igual modo con terapia manual, tratamiento sacro-craneal… pero seguirá siendo imprescindible que el paciente reconozca el origen y trate de cambiar las causas. A menudo los dolores son el resultado del estilo de vida que llevamos. Acostarse tarde, dormir poco y mal, estimularse con una buena dosis de cafeína y azúcar… Prisas, tráfico, horas de trabajo no satisfactorio, sedentarismo, mala alimentación, falta de exposición a la luz solar y exceso de aparatos electromagnéticos hasta el anochecer… Es como un bucle que se repite y desequilibra todo el sistema. Cito una frase del libro que resume todo esto: » compramos lo que no necesitamos con el dinero que no tenemos para impresionar a quienes no les importa».
» tengo como un peso constante en los hombros, como si llevara una mochila». Efectivamente me he encontrado con pacientes que verdaderamente llevan una mochila pesada e invisible que les oprime constantemente. Podemos tratar esas contracturas sí, pero es trabajo del paciente intentar aligerar su espalda de pesos muertos, de responsabilidades, de preocupaciones y culpas.
He visto resultados sorprendentes de liberación al trabajar un diafragma bloqueado. El paciente llega rígido, introvertido, distante como si estuviera conteniendo algo… Y de repente explota en lágrimas y respira profundo.
Las emociones forman parte de nuestra vida. Nos acompañan y condicionan. Y muchas veces nos someten y condenan. Cuerpo y mente son todo uno y podemos influir en uno a través del otro y viceversa. Para bien y para mal.
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